No me dejes sola en este abismo en el que no puedo encontrarte.
Para los románticos, el paisaje es el escenario en que está
representada la tensión, a menudo dramática, entre la naturaleza y el
espíritu humano. Silencioso y turbador protagonista, en el paisaje se hace presente la amenaza que la naturaleza oculta. Pero
simultáneamente, el hombre romántico ansía reconciliarse con la
naturaleza, reencontrar su identidad en esa infinitud que aparece como
abismo deseado e inalcanzable.
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